Cinco minutos para compartir la vida

Bendecir la mesa es una costumbre muy antigua entre los cristianos, una costumbre heredada del pueblo judío, y que Jesús practicaba. Así podemos verlo en los Evangelios en varias ocasiones: por ejemplo durante la multiplicación de los panes: “Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados…” y en la última cena: "Mientras cenaban, tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio diciendo: -Tomen, esto es mi cuerpo"

Y luego los apóstoles hacen lo mismo, como San Pablo en su carta a los Efesios: ¡Bendito sea Dios, Padre de Cristo Jesús nuestro Señor, que nos ha bendecido en el cielo, en Cristo, con toda clase de bendiciones espirituales!.

Por que “Bendecir es una acción divina que da la vida y cuya fuente es el Padre. Su bendición es a la vez palabra y don ("bene-dictio", "eu-logia"). Aplicado al hombre, este término significa la adoración y la entrega a su Creador en la acción de gracias.” (C.E.C. 1078)

José Antonio Pagola  nos dice: “a Jesús le gusta sobre todo «bendecir». Bendice a los pequeños y bendice sobre todo a los enfermos y desgraciados. Su gesto está cargado de fe y de amor. Desea envolver a los que más sufren con la compasión, la protección y la bendición de Dios. No es extraño que, al narrar la despedida de Jesús, Lucas lo describa levantando sus manos y «bendiciendo» a sus discípulos. Es su último gesto. Jesús entra en el misterio insondable de Dios y sus seguidores quedan envueltos en su bendición.”

Por eso te invitamos a detenerte cinco minutos para agradecer al Dios de la Vida: cinco minutos para agradecer su amor, cinco minutos para Compartir la Vida…cinco minutos para agradecer su abrazo que nos envuelve y nos llena de vida y amor.